El Sevilla, con constantes pérdidas de balón en la fase de iniciación, ha dado demasiadas pistas a sus rivales. El sábado, sabedor ya de que sus centrales no van a dar un patadón, el Eibar fue a presionar arriba con decisión para provocar el fallo. Elogiable puede llegar a ser esa manera de interpretar el fútbol que tan de moda puso uno de los técnicos admirados por Sampaoli, Pep Guardiola, pero llevado hasta el último extremo se convierte en una especie de suicidio.
Este Sampaoli es muy previsible……asi no vamos bien