En cuanto a su integridad, los de Emery pueden estar tranquilos. Quizá estemos hablando del árbitro más «incorruptible» del panorama internacional, por una sencilla razón. En 2005, Eriksson decidió invertir hasta comprar el 15% de los derechos globales de dicha compañía. Tres años después la cadena internacional logró importantes contratos y otra empresa decidió comprarla por una cantidad astronómica. Eriksson recibió de la operación más de 10 millones de euros y prácticamente aseguró su vida y la de toda su familia.