El fútbol es pura y llanamente competición y por mucho que los hombres de los números avisen de lo que está en juego para el club en lo económico, de inocentes –y con el monigote blanco pegado en la espalda– es pensar que el profesional no va a bajar el pie del acelerador con el calendario de locos que entre todos, FIFA, UEFA y LaLiga, han ideado, cuando en juego deportivamente no hay nada. Ya puso el ejemplo bien claro Julen Lopetegui con su alineación ante el Chelsea cuando entonces sí había en juego cuestiones importantes en lo deportivo. Ahora, sin ninguna posibilidad de mover los puestos de cada uno en el Grupo E, el Sevilla segundo y el Rennes cuarto, resulta absurdo y de entender muy poco de lo que se cuece en un vestuario pensar que un puñado de futbolistas y su cuerpo técnico van a arriesgar o forzar lo más mínimo por que su club gane 3 millones de euros más.