El efecto Emery ha cambiado al Sevilla. En realidad todavía es muy pronto para evaluar la aportación del nuevo técnico, pero lo cierto es que los resultados son otros y la cara del sevillismo también. Tres partidos consecutivos sin perder, dos de ellos con el premio de alcanzar la semifinal de Copa, dibujan otro Sevilla; al menos, en cuanto a sensaciones y números en la mano. Ahora, toca refrendar esa mejoría con un triunfo que permita poner tierra por medio respecto a la zona baja de la tabla -el descenso está a cinco puntos- y llegar al duelo copero del próximo jueves con un sello muy distinto.