Como el estudiante brillante, con aptitudes y serias facilidades para destacar, pero con el esfuerzo como base, el Sevilla mira al futuro con ilusión y sin miedo. El hambre no se compra. Se tiene. Y hoy, este Sevilla, el que da bocado en cada partido, sea quien sea el rival, y cultiva a su gente con perfectos planteamientos, mira al infinito. Sin cortapisas.