El objetivo es no parar. La victoria ante el Getafe, una vez más fraguada en el último arreón del partido, ofrece al Sevilla de Lopetegui la oportunidad de ganarse el respeto y olvidar las dudas que ha dejado salpicadas desde que comenzó la temporada por su gráfica de rendimiento, llámese por las bajas o por el exigente calendario que la Champions, entre otras cosas, ha dibujado en la agenda de los nervionenses. Con la buena noticia y a la vez la duda de Jesús Navas, el Sevilla afronta otra cita difícil –todas lo son– ante un rival que trae la careta de su situación clasificatoria. La derrota ante el Real Madrid en este mismo escenario supuso un parón en esa escalada que los profesionales blancos estaban protagonizando en un torneo en el que aún tiene dos partidos menos que muchos de sus rivales directos.