Un Sevilla-Cádiz no es cualquier cosa. Es un duelo con sabor a fútbol de los ochenta, la década en la que más se ha repetido una cita que suena a Manolo Cardo, a Víctor Espárrago, a Mágico González o a Francisco López Alfaro y Ramón Vázquez, que huele a barbacoas de los Carranza y a equipos brasileños en las noches de verano. Éste de hoy es distinto a todos. El fútbol se ha hecho más físico y cada cual juega con sus armas. Posiblemente se enfrenten los dos equipos con más y con menos porcentajes de posesión de la Liga. El yin y el yan. En Vitoria, salvo el positivo Diego Carlos, Lopetegui recuperó a su equipo de gala, precisamente con un gaditano en lo que parece ser su pico de forma. Suso tiró del carro como tiró Bono para colocar al Sevilla en puntos ya acorde con sus objetivos.