La cercanía del mercado de enero y los últimos traspiés en la Liga, e incluso la parquedad del triunfo en la Copa ante el débil Bergantiños, han reavivado el debate siempre latente del problema del gol en el Sevilla. El equipo de Julen Lopetegui no remató con la espada la buena faena de El Sadar, pinchó una y otra vez hasta ver cómo le devolvían el toro en el partido con el Villarreal y tampoco la alternativa de los competidores por el puesto en Riazor aclaró el panorama de una escasez realizadora que, a estas alturas, no se sabe bien si es un problema endémico de la plantilla o del sistema de juego. En este contexto afronta el Sevilla el último partido del año a Mallorca, seis años de su última visita a Son Moix y con la intención de callar bocas con personalidad… y goles.
