La resaca copera para el Sevilla FC deja tres lecciones claras. La primera es que gran parte de la llamada unidad B decepcionaron en el partido ante un tercera división. Idrissi y Óscar Rodrígez fueron los principales señalados de un partido que no se resolvió hasta que no salieron los primeros espadas.
El marroquí no se adapta al estilo de juego de Lopetegui. No saca a relucir su desequilibrio y además va por libre, sin entrar en la dinámica defensiva del equipo. Julen no quiere este tipo de futbolistas y casi siempre que juega, el técnico termina sacándolo en el descanso.
El caso de Óscar es el que más preocupa, ya que la inversión en el talaverano fue importante (13 millones de euros). A pesar de su juventud, se esperaba más de este jugador, que llegó a ser internacional con Luis Enrique. Quizás una cesión en España sea la mejor solución para que obtenga mayor confianza.
Las otras dos consecuencias del partido copero fue el poco descanso que Julen pudo dar a los titulares, debido fundamentalmente al bajo nivel de los teóricos suplentes y a las lesiones que echaron por tierra todo el plan del técnico sevillista.