Ante el Levante fue De Jong el artífice. Frente al Getafe, lo fueron Chicharito y Ocampos. Los tres son futbolistas llegados este verano y con sólo referirlos se glosaría la revolución que Monchi buscó en el ajetradísimo estío. Pero hay mucho más detrás de la victoria ante el Getafe, precisamente el equipo que mostró todas las carencias de la plantilla y la planificación anteriores, con dos zamarreones de categoría, en Nervión aún con Pablo Machín y en Getafe ya con Caparrós en el banquillo. Desde la estructura y la actitud del equipo, ordenado sobre un triángulo duro formado por Koundé, Diego Carlos y Fernando –otros tres nuevos– hasta la fuerza física para aguantar el pulso con el aguerrido y a veces rayano en el límite del reglamento Getafe.