Joaquín Caparrós lo ha entendido y, tras ver el rendimiento de Muriel estos meses, ya ha decidido que es hora de decirle adiós y perderle dinero. No queda otra. Ya tuvo que hacer una primera criba de proscritos en verano, quizás con el caso más sangrante en Nervión en el último año: Paulo Henrique Ganso. Al brasileño, aún con tres años más firmados en el Sevilla (dos millones limpios), que estuvo apartado por Montella, se marchó cedido al Amiens. Gran parte del salario lo asume la entidad andaluza, pero lo tiene lejos, y eso suele ser prioritario.