Sólo cuando falta se valora la salud. Salvo en los hipocondríacos, estar sano es una bendición que hace olvidar algo tan primario como que la salud es lo primero. El fútbol, si se lleva bien, sirve para tener una buena salud, tanto si se practica como si se sigue con la pasión justa. Es el pararrayos de muchas frustraciones rutinarias y evita males mayores. Es uno de sus secretos. Pero precisamente por ese punto pasional que hace del fútbol una necesaria espita de evasión, el aficionado deja a un lado los sentimentalismos cuando le frustran sus expectativas. Así se explica la pitada final a un Sevilla que volvió a tener al frente a Eduardo Berizzo después de 17 días de su operación de cáncer.