Papu Gómez fue sancionado recientemente con dos años de inhabilitación, por el consumo de una sustancia dopante, la terbutalina, durante su estancia en el Sevilla FC, hace justo un año.
Durante un control sorpresa en el entrenamiento sevillista, dio positivo por esta sustancia, justificando que había tomado un jarabe para la tos, que había sido recetado para su hijo.
Según ha publicado Relevo, en las alegaciones del futbolista acusa a su mujer, Linda Raff, de suministrarle dicho medicamento, intentando acogerse al artículo 10.5 del Código Mundial Antidopaje, que especifica que no puede sancionarse un deportista si la contaminación se produce por intervención de otra persona de su entorno.
Sin embargo, la Comisión Española de Lucha Antidopaje (CELAD) desmontó esta teoría, acusándole de «falta evidente de las precauciones normales y exigibles a un deportista profesional de primer nivel, al no revisar el medicamento que tomaba, por lo que merece la calificación de negligencia grave».
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El jugador y su agente han anunciado que que agotarán todas las vías legales para reducir un anular la suspensión de dos años, que no afectará a los clubes cuya camiseta haya portado.