Los movimientos en aviones, trenes y el contacto con personal del hotel o residencia en el que se concentren o alojen los equipos se vislumbra como uno de los escenarios en rojo en el plan de Tebas. El abanico de personas se amplía y nadie puede asegurar que esas personas también habrán sido testadas, aunque es el objetivo, pero Bosch apunta también a una habitual conducta que aboga por eliminar: «Estaría bien que se acabasen los salivazos. Cierto es que el ejercicio intenso, como es un partido de fútbol, provoca un aumento de las secreciones y de ahí que se escupa más de la cuenta, pero sería recomendable que estas practicas desaparecieran», resume. Siguiendo este patrón, otro momento delicado podría ser la celebración de un gol, el momento más especial del fútbol. El catedrático también se inclina por ser cauteloso: «Como he comentado no le veo problema al contacto entre personas que se saben negativas, pero quizás sí que las celebraciones no deberían ser tan efusivas».