Si para todos los futbolistas del Sevilla será especial verse en la próxima final de la Copa del Rey, en el caso de Steven N’Zonzi se reúnen dos condicionantes especiales. O tres. El francés podrá sacarse una espina clavada desde hace dos años, cuando se perdió absurdamente la final que disputó el Sevilla de Emery ante el Barcelona por acumulación de amonestaciones, y también cuando, un año antes, recién llegado del Stoke City y tras ser la sensación de la pretemporada, no pudo disputar la Supercopa de Europa ante el Barcelona en Tiflis por una inoportuna gastroenteritis, que también dejó en el dique seco a sus compatriotas Rami y Kolodziejczak. Un partido que resultó fascinante y que acabó con victoria azulgrana por 5-4 en una noche memorable de Messi.