Las estructuras del Sevilla, más a prueba que nunca

Monchi, incluso tras su master en Londres, no pasaba de informante y opinante tras decidirse por tal y cual; el peso de los contactos y los regateos recaían en José María Cruz y Jesús Arroyo, director general y subdirector, puestos en números e idiomas y más que picardeados ya con la espada y el florete. Si importante era el cometido del de San Fernando, tanto o más lo es el de este dúo dinámico nada más terminan las temporadas. De su gestión dependen muchos millones de ahorro, muchos de ganancia. Más esta temporada, en que las gestiones para firmar un director deportivo experto en ciencias y letras fracasaron. Encontrar, o formar, a ejecutivos como ellos para el área deportiva debería ser un objetivo inmediato. Ni Cruz ni Arroyo tienen cláusula de rescisión ni basta para sustituirlos alguien al que le hierva la sangre.

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