El sueño del Sevilla lleva siendo, desde hace tiempo, Michy Batshuayi. Nadie descarta la operación por dos motivos. Primero porque no se gana nada echando agua fría a un posible fichaje ilusionante. Y segundo, porque realmente no lo está. El Sevilla tiene claro que es el momento de esperar y valorar. Esperar a que el mercado de la Premier se cierre para ver qué jugadores no se colocan allí y entonces valorar quién se pone a tiro. Con Batshuayi surgen varios problemas de peso. El primero, su elevada ficha. Otro escollo es su elevado caché. Aunque ahora no está en su momento de cotización más elevado, el fichaje de Batshuayi no bajaría de los 40 millones. A favor del club de Nervión juega que Batshuayi, al que le quedan tres años de contrato en el Chelsea, necesita romper ya de verdad.