El preparador utrerano ha mezclado gestos serios, sabedor de la responsabilidad que tiene al frente del primer equipo nervionense, pero también risas y anécdotas con sus futbolistas, sobre todo una, con el argentino Ever Banega, al que hablando de un restaurante le ha llegado a decir “en ese reservado se han cerrado muy buenos contratos”. Ha sido en los rondos cuando ha aparecido el Caparrós más motivador y enérgico. Con el balón en juego, el utrerano ha ido de un rondo a otro de sus jugadores a los que ha gritado frases del tipo “¡ahí, ahí, bien bien!”, “¡que haya alegría, esa alegría!”, “¡la musiquita, que se escuche la musiquita ahí dentro!” y “¡bien Jesús, vamos Jesús!”, éste a Jesús Navas.