No pudo ser por las numerosas paradas de Rubén Martínez y de David Soria en un partido que fue de alternativas tras el descanso y que acabó con los dos equipos volcados para romper unas tablas que nunca se deshicieron. El Sevilla disfrutó de más de una decena de ocasiones para marcar, pero ni Sandro, ni Correa ni un Carlos Fernández que fue de lo menor de los nervionenses lograron ver puerta. El Sevilla dio cierta prioridad, lógica, a la final de Copa del Rey del próximo sábado ante el Barcelona y rotó a varios de sus hombres importantes.