Por repetido se entiende que se trata de una directriz del entrenador. Y es algo lícito. Lo criticable es que no sea como parte de un plan para terminar de matar los partidos explotando los espacios, como hacía, por ejemplo, Unai Emery, corriendo con Bacca o Gameiro por dentro, ya que no tenía velocidad por fuera (Vitolo, Reyes o Konplyanka siempre la querían al pie). De haber sido ésa su intención, habría metido a Oussama Idrissi o Aleix Vidal, ideales para la transición veloz, y él metió a Joan Jordán, Nemanja Gudelj y Óscar Rodríguez para reforzar el centro; además de a Luuk de Jong, para que ayudara en las acciones defensivas a balón parado y mandarle pelotazos. Contra el Valladolid. En casa. Con 60 minutos por delante. Su número de contraataques: cero.