El pasado sábado el Sevilla Atlético sufrió uno de los arbitrajes más lamentables que hemos visto en los últimos tiempos en un terreno de juego.
Bestard Servera, colegiado del partido, expulsó a dos jugadores del filial de forma injusta, anuló un gol legal a los de Jesús Galván y concedió un gol en el que no había entrado la pelota al Marbella.
El Sevilla ha presentado un escrito de queja a la Real Federación Española de Fútbol. El cabreo del cuerpo técnico y de los jugadores era brutal, e incluso en el descanso estuvieron planteándose no salir del campo.
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El Comité de Competición ha estimado las alegaciones del club de Nervión por la segunda amarilla vista por Darío Benavente, entienden que es un fallo de apreciación del árbitro. El lateral podrá jugar el próximo viernes frente al Villarreal.