Desde que Marko Marin aterrizara en el aeropuerto de San Pablo para firmar su contrato de cesión con el Sevilla procedente del todopoderoso Chelsea de Mourinho, en el club y la afición sevillista se le señaló como el hombre destinado a marcar las diferencias en el remozado proyecto trazado por la dirección deportiva del club de Nervión. El menudo mediapunta ilusionó en las primeras jornadas a la grada con su vertiginosa conducción del esférico, llegando a asemejarle en este aspecto al mismísimo Messi.