El de Valls a punto estuvo de plantarse en la final de Turín la temporada pasada junto a su representante. “Nos mandábamos mensajes durante el partido. Cuando llegó el minuto 70 y las fuerzas flaqueaban le decía ‘me encantaría estar ahí, ahora son esos minutos que me gustan para jugar al contragolpe’. Y todavía no había nada con el Sevilla”, recordaba hace unos meses Aleix.