El Sevilla FC conoció en la mañana de este sábado que sus futbolistas, Carmona, Juanlu y Kike Salas, no podrían participar en el choque ante el Celta de esta jornada.
La causa era el aparecer con una bandera con el escudo del Betis tachado, durante la celebración del pasado derbi.
Ello conllevó a la denuncia del conjunto verdiblanco, que obtuvo respuesta esta semana con la sanción a los tres jugadores, con todas las alegaciones del Sevilla rechazadas.
En la entidad sevillista hay un tremendo enfado por dos motivos, fundamentalmente.
El primero es la celeridad del proceso, ya que en dos meses se ha dictaminado, comunicándose la sanción el miércoles, y habiendo resuelto Apelación y el TAD en dos días, sin opción de acudir a la justicia ordinaria, ya que el recurso se presentó el propio viernes, sin posibilidad de respuesta durante el sábado.
Nunca se ha sancionado deportivamente este tipo de actuaciones, esperándose una sanción económica, y mermando a un equipo en un partido trascendental como el de ayer.
Por otro lado, está el cabreo con el Betis, que pone en peligro la cordialidad entre ambas entidades, después de varios años de paz social.
En el Sevilla consideran que la entidad verdiblanca ha cruzado una línea roja y no entienden que hayan elevado esta acción inapropiada, pero dentro de la rivalidad de nuestra ciudad, cuando en anteriores derbi han existido otras celebraciones, como en la del famoso palo a Jordán, donde profesionales bético imitaban la acción ocurrida en el terreno de juego.
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Todo esto crea un peligroso precedente, que pone en riesgo la buena relación entre las entidades, como anunció ayer mismo el propio presidente del Sevilla:
«No queremos que se hable de otra cosa que no sea de Jesús Navas, pero ni estamos contentos, ni de acuerdo con la resolución. Estamos enfadados con el Real Betis por la denuncia. Entendemos que los hechos están en el contexto propio de la celebración de un derbi».
