La precipitación a los infiernos de Banega, incrementa la apabullante ratio de fracasos en la política de recursos humanos del Sevilla Fútbol Club en las dos últimas campañas: malos han sido los directores deportivos Arias y Caparrós; malísimos fueron los entrenadores Berizzo, Montella y Machín; y catastróficos fueron los futbolistas como Banega, Muriel, Pizarro, Corchia, Nolito, Kjaer… Es triste constatar que un bienio y medio centenar de decisiones después de la marcha de Monchi, sólo una de éstas permite albergar algún optimismo sobre el futuro de la entidad: el regreso de Monchi. Así las cosas, el cuarto puesto brilla en el horizonte con engañoso fulgor, pues su consecución, que aún es posible pese a los vodeviles en sesión continua y al permanente sonrojo viajero, amenazaría con blanquear toda la cochambre a la que ha quedado reducido el otrora ejemplar Sevilla Fútbol Club.