Sus planes de futuro son conocidos entre los actuales dirigentes. Evidentemente, no gustan. Lo normal es que Pepe Castro, cuya relación con Del Nido ya parece irreconciliable, blindara en tal caso aún más el consejo con gente afín con el objetivo de que la toma de decisiones, el día a día de la entidad, no se tornara en irrespirable. Si se desatara la guerra más cruenta, podría incluso llevar a consejo las decisiones justas y necesarias para que las mismas no sean torpedeadas por un Del Nido en clarísimo desacuerdo con todo o casi todo lo que se hace el Sevilla, y por supuesto con el ímpetu para ponerlo todo patas arriba. No digamos si el equipo pierde tres partidos.