Al entrenador del Sevilla no hay que tirarle demasiado de la lengua cuando ve cosas que no le gustan. Y es que las diferencias entre LaLiga y la Copa del Rey en cuanto a organización y protocolo son amplias, también por el hecho de tener que medirse a clubes modestos. Y es que los futbolistas ni siquiera pueden ducharse en el estadio cuando terminan los partidos. Deben hacerlo en el hotel. Sin embargo, en la Copa, además de entrar público en las gradas, todo se reduce en espacios y distancias sociales. «En esta situación de emergencia sanitaria, donde tienes que desayunar a 200 metros de otras personas, de pronto te encuentras en un vestuario de 30 metros con 50 personas. La verdad es que no tiene mucho sentido», protestaba el técnico nervionense.