Lopetegui ha bebido futbolísticamente de la Selección nacional. Desde sus categorías inferiores a la absoluta. Ha buscado siempre ese protagonismo con la pelota que demandan los equipos poderosos y con jugadores de talento. Un 4-3-3 que no rehuye de la verticalidad, aunque con España tuvo ciertos problemas para que el juego no se quedara sólo en posesión. Por eso, trató de tirar de jugadores en ataque como el en su día sevillista Vitolo, que tuvo gran protagonismo y daba otra velocidad al juego en tres cuartos de campo. Laterales largos; un centrocampista posicional y dos asociativos; un atacante especifico de banda y otro para jugar por dentro. Y un delantero con movilidad, que abra las defensas saliendo y dejando entrar a la segunda línea. Es la apuesta de Monchi. El tiempo dará o quitará razones.
