La exigencia no sorprende al entrenador, que ya era consciente antes de llegar al Sánchez-Pizjuán: «Siempre he sido consciente de esa exigencia. El club me ha sorprendido, pero para bien. Sobre todo la cercanía de los empleados y la energía de una afición que sientes en cuanto sales a la calle». Por otro lado, fue cuestionado por su complicidad con la afición. Algo que sí siente: «Levantar plata es el objetivo de un equipo como el Sevilla y de su entrenador. Pero yo no he sentido falta de empatía ni de cariño en ningún momento. Al contrario. He percibido una gran ilusión, es lo que me han transmitido».
