Lógicamente, todo futbolista quiere que su afición anime. Por ello, no es una novedad que los jugadores pidan apoyo. Eso sí, lo que está claro en el Sevilla es que el vestuario ha hablado del problema que tiene la entidad con un sector de la grada, concretamente con el grupo Biris Norte. Los ultras dejaron de animar al conocer que Antiviolencia los calificaba como grupo violento y que, por tanto, no podían introducir ningún distintivo que llevara su nombre. Desde entonces, en el Ramón Sánchez-Pizjuán ha predominado el silencio. Y cuando se ha roto, la mayoría de las veces ha sido para pitar o para lanzar algún cántico negativo. Por eso los jugadores, en voz de sus capitanes, quieren una solución, como han ido demostrando en los últimos días.
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