«El Sevilla es un club vendedor», recordaba este lunes Nico Pareja, uno de los capitanes de un vestuario que se puede quedar próximamente sin dos de sus piezas clave: Vitolo e Iborra. Estos dos jugadores representan las dos formas habituales de afrontar esta situación por parte de los futbolistas. Mientras el canario, idolatrado hasta hace un mes por la hinchada tras tres grandes temporadas, tiene encabritado al aficionado por sus insistentes declaraciones desvelando su intención de marcharse al Atlético de Madrid –para más inri, el enemigo número uno del Sevilla y de su afición desde hace décadas– incluso a través de Las Palmas, el valenciano, muy hablador durante todas las temporadas, calla.
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