En cada rincón del mundo existe un sevillista. Seguramente en el lugar más insospechado, la bandera de Nervión, del Arrebato y de los Biris, ondea con orgullo. También en Cambrils. Pepe García, artesano de profesión y vocación, dejó Écija hace casi 50 años para conquistar otros horizontes y mantener su fidelidad laboral. Compareció en la villa marinera, donde ha consagrado una familia y unos hábitos de felicidad indiscutibles. En la familia García aparece un sentimiento casi innegociable. De sangre. Se llama Sevilla Fútbol Club.
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