Ya no quedan ingleses como los de antaño. A un día del Sevilla-Liverpool, los primeros hinchas que andurrean por el centro histórico no llenan las calles del color de su equipo y a la hora del té ya no toman té. La bebida es la cerveza, el líquido elemento que consumen a todas horas como si fuera agua: a la hora del desayuno, a la del aperitivo, a la del almuerzo y a la hora del té. La avanzadilla de la afición inglesa se comporta civilizadamente, pese a la creciente concentración de alcohol en la sangre. Hay quien da las gracias amablemente a una camarera, otro comparte fraternalmente su mesa en un velador con un desconocido y hay hasta quien se interesa por la loza de Pickman y por el cementerio de sus compatriotas en San Jerónimo. Los temidos hooligans inspiran más ternura que miedo. Los hinchas de Liverpool ya no son lo que eran.
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