La alegría reinaba en el vestuario sevillista tras el primer triunfo en casa y, también, por el esfuerzo y la paciencia que necesarios para doblegar a un buen rival. «Sabíamos que teníamos que ser muy insistentes y perseverar en la salida de balón. Tuvimos ocasiones en la primera parte, pero no logramos marcar hasta la segunda. El equipo ha sabido en cada momento llevar el partido, en ocasiones ha estado más tranquilo y, en otros momentos, apretamos. Sabíamos que el Eibar estaría dolido en algunas partes del encuentro». Y así fue. La explicación pertenece al mejor del partido, Pablo Sarabia.
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