En agosto de 2000 se escuchaba con cierta guasa en algunos mentideros de Sevilla «con Roberto Alés, a Segunda B». Era la respuesta de los pesimistas y de aquellos que parecían prepararse para lo peor. El equipo de Nervión había descendido apenas unos meses antes y la poca capacidad económica para invertir no tenía visos de suponer nada bueno. Sin embargo, con el director deportivo, Monchi, pateándose media España para encontrar refuerzos, con Caparrós como entrenador y como mejor demostración de hambre y con Alés como máximo mandatario del club, el Sevilla terminó realizando un año de ensueño para terminar siendo primeros y presentar las bases del equipo que hoy se conoce en el mundo.
