Míchel es optimista. Lo recalca cada vez que puede y ayer, en vísperas de un partido de alto voltaje ante un rival al que no tiene más remedio que recortarle puntos para lograr el objetivo marcado, no iba a ser menos. Quizá pueda pensarse que fue incluso temerario al dar por segura el triunfo frente al Málaga, aunque el madrileño se defenderá diciendo que es un mensaje de convicción fundado en la confianza que le dan los suyos. Porque la frase fue llamativa y taxativa: «La victoria de mañana nos va a relanzar».