Once meses ha durado Míchel en el Sevilla. Sustituyó a Marcelino en febrero de 2011 para firmar la peor clasificación de los sevillistas en una década. Pese a lo cual y ante la sorpresa generalizada, Del Nido le entregó de nuevo en verano las llaves del vestuario. Sólo una cualidad mantuvo al madrileño en el cargo y no se incurre en injuria porque él mismo lo reconoció en una rueda de prensa: «Soy un entrenador cómodo».