«La irregularidad es lo que mata a los equipos», afirma un Míchel satisfecho por el funcionamiento del vestuario y que no da por cerrada la plantilla, tanto en el capítulo de entradas como en el de salidas.
«La irregularidad es lo que mata a los equipos», afirma un Míchel satisfecho por el funcionamiento del vestuario y que no da por cerrada la plantilla, tanto en el capítulo de entradas como en el de salidas.