«Te he llamado porque queremos que tú seas el secretario técnico del Sevilla. La cosa está mal y es la mejor decisión». Esas fueron las palabras de Alés a Monchi. El de San Fernando se quedó callado, y el entonces presidente, le insistió: «Entonces, ¿qué?». Monchi gesticuló, mucho, y le respondió: «Si me lo pide…». Se dieron la mano. Poco después, Monchi, estupefacto, le comentó a su mujer lo que le acababa de suceder. Inquieto, muy ansioso, se vio, de repente, con la necesidad de hacer una planificación para la próxima temporada sin coste alguno y con la obligación de vender a Jesuli, Marchena, Juan Carlos y Tsartas. De esta manera se gestó el plan de Monchi. Vender bien para comprar mejor.