Tras el sorteo de los octavos de final de la Liga Europa, todas las miradas, lógicamente, se dirigieron a una persona, a Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi tanto aquí como en la capital italiana. Ni que decir tiene que el personaje buscaba el agujero más grande en el que esconderse. No quería convertirse en el centro de atención por dos partidos así y el azar de los sorteos europeos se había encargado de ponerlo en la diana de todos los comentarios, tanto de los hinchas de unos como de otros. El gestor de San Fernando, seguro, ha estado negociando para la confección de la próxima plantilla, pero ha conseguido que eso se convierta en el secreto de Estado mejor guardado para que ninguno de los futbolistas le puedan afear que se piensa en otras cosas y no en la Roma y en la posibilidad de protagonizar un nuevo éxito en esta Liga Europa. Pero Monchi tenía que volver al foco, aunque lo haga en un segundo plano, sin querer realizar ningún tipo de declaraciones para nadie por respeto a la Roma y por no generar ningún tipo de polémicas tras su abrupta salida de la entidad italiana.