Ya aclaró que tendrá que ir poco a poco, pero el sevillismo tiene especial interés en conocer su visión y ver de qué forma afrontará ciertas cuestiones que se antojan fundamentales. Primero, quién será el entrenador de la próxima temporada o al menos qué perfil buscará, aunque en su presentación no pudo eludir el no descartar la continuidad de Caparrós. Segundo, su mano en asuntos enconados como las renovaciones de jugadores clave en la plantilla como Sarabia, Banega, Ben Yedder o Mercado. Y tercero, su política de fichajes, esa varita mágica que en una mezcla de apostar por jugadores jóvenes y desconocidos junto a otros que garantizaban rendimiento convirtió al Sevilla en un club envidiado en todo el mundo.