¿Para qué sirven los nutridísimos cuerpos técnicos, con el correspondiente reparto de nóminas con cargo a los presupuestos de los millonarios clubes del siglo XXI? Es difícil asimilar que un entrenador de élite, que llega con una serie de ayudantes de una competición tan profesionalizada como es la italiana, deje al desnudo tanta carencia sin siquiera atisbo de taparla con dignidad. La plantilla del Sevilla tiene muchas carencias. En todos los sentidos. Desde el verano, desde su misma configuración, hay una serie de agoreros malages -no sé si este vocablo, apócope sevillanísimo de mal ángel, ya se usaba en los tiempos de la peste de 1649- que vienen avisando de esas carencias: escasa calidad física, exceso de edad, falta de galones de verdad, falta de calidad donde parecía sobrar… Y Vincenzo Montella, en lugar de cubrirlas, las está destapando aún más.