Se marchó Navas al City y dijo adiós a cuatro finales con el Sevilla, a una quinta que jugará ‘su club’ en el Calderón, a dos títulos y, sobre todo, a muchos días felices junto a familiares que le quieren. Los futbolistas, en millonarios traspasos que implican duros cambios, llenan el bolsillo empujados por los lógicos miedos a una breve carrera que puede truncar una maldita lesión, y por los consejos de quienes participan económicamente en su marcha.
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