Ni pasado, ni futuro, sólo presente. Por el bien del Sevilla en lo que a aspiraciones deportivas se refiere, más le vale estar muy, muy centrado en la competición. De nada sirve ya lamentar la oportunidad perdida en la Champions o la sucesión de malos encuentros que ha frenado en seco su caminar por la Liga, donde ha pasado de soñar con el mismísimo título a ceder incluso el tercer puesto, en poder del Atlético. Hoy, todo lo que no sea rescatar la mejor versión de este Sevilla de Jorge Sampaoli supondrá un serio riesgo no ya de perder sino, además, de ser sonrojado por un Barcelona capaz de todo.
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