Una de las proverbiales armas del Sevilla de Unai Emery, los goles de estrategia, ha desaparecido como por ensalmo en una fase clave. La sequía goleadora a balón parado, pese al tanto de Banega de golpe franco en Getafe, es una realidad esta temporada y contrasta con los resultados obtenidos por esta vía hace dos campañas, cuando el equipo llegó casi a la veintena de goles entre saques de esquina y faltas lanzadas de forma indirecta.