¡Niño, esa Copa! por Félix Machuca

Ese paragüero lleva en su tela de plata los reflejos de la luz de mayo, la alegría sureña de un autobús llamado deseo sevillista, las palmas y los cantos de los guardianes de Nervión, los tifos panorámicos de los Biris y el latido anhelante, eufórico y extasiado de una afición que pisa segura el suelo con paso de vencedores. ¡Niño, esa Copa!

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