Ya rueda el balón para el Sevilla 18-19, que se puso ayer en marcha a las órdenes de Pablo Machín. De su pizarra depende el proyecto de Caparrós, una nueva aventura que ha arrancado con ilusión y trabajo, aunque aún estén pendientes de resolver no pocas incógnitas. La del futuro de Lenglet parece clara, pero aún no ha llegado el desenlace final (el pago de la cláusula), mientras quedan dudas que el propio Machín se encargó de poner encima de la mesa, aunque sin ánimo de presionar. Una clave es la llegada de ese delantero que ha pedido y que destacó como pieza fundamental de la maquinaria, igual que el portero.