14:30 horas. Llegó la pregunta clave, todo el sevillismo esperando la confirmación de la llegada de alguno de los esperados futbolistas que estaban sonando…Monchi esboza media sonrisa, «no habrá movimientos». El Sevillismo apaga desilusionado el transistor mientras «el León de San Fernando» sigue su alocución, satisfecho, como disfrutando de haber dejado a la afición con la miel en los labios otro año más.
Así es él, altanero, socarrón, incapaz de reconocer un error. Incapaz de reconsiderar sus métodos cada día más obsoletos.
Tenemos mucho que agradecerle a Monchi. Hay quien duda de su responsabilidad, pero como máximo responsable hay que otorgarle oficialmente el mérito de haber construído el mejor Sevilla de la historia. Su metodología fue tan sorprendente como efectiva, y ya ha escrito su nombre con letras de oro en la historia del club, pero…¿supone este logro el disfrute de un crédito ilimitado?
En el negocio del fútbol, como en cualquiera, se vive del presente, no del pasado. Llegó un momento, con el Sevilla tocando el cielo, en el que hubo un punto de inflexión. Año 2007. Había dinero, había status y había que replantear la forma de fichar. Monchi no quiso abandonar su metodología y la potenció. Creo unas estructuras espectaculares que cubrirían practicamente todo el fútbol mundial. Un sistema organizadísimo de scouting que elogiaban hasta los grandes…
Pero sorprendentemente empezó a dejar de funcionar. Seguían llegando desconocidos, pero esta vez llamativamente caros. Las caras nuevas empezaban a ofrecer rendmientos dudosos y sólo la vieja guardia permitía al club mantener el tipo. Por si fuera poco, empiezan a llegar futbolistas procedentes de fondos de inversión o representantes de confianza que levantan suspicacias y finalmente confirman un nivel indigno.
El club baja peldaños cada temporada. Y no se toca nada, la fórmula este año ha vuelto a ser la misma: jugadores desconocidísimos y extrañas operaciones via terceras partes interesadas. La plantilla es incompleta, inconexa, el aficionado duda y ve los mismos errores del pasado.
Son 5 años ya de progresión descendente.
Repito la pregunta y la planteo a todo el sevillismo, os invito a reflexionar:
¿Cuanto dura el crédito de esta dirección deportiva?
Mi opinión es que se han ganado un tiempo considerable. El primer año de degeneración es comprensible. El segundo, permisible. Pero creo que al tercero ya tenía que haber habido un debate en el sevillismo…y vamos ya por el quinto. Quizás ciertos entrenadores actuaron como escudos para que la porquería no salpicara el impoluto traje de Monchi. Pero la afición ya no apunta a los técnicos…
La caída deportiva ha sido sensible, y las pérdidas económicas, millonarias. Creo que es razonable que haya un replanteamiento de si esta dirección deportiva nos sigue llevando por el buen camino, de si sus métodos se han quedado obsoletos, de si ya no funcionan en el nuevo escenario…es posible que sea necesario un cambio, y si los encargados no son capaces de reflexionar sobre ello, que cambien las caras.
Uno ve los fichajes del Sevilla, y los compara con los de equipos en ley concursal y se le cae el alma al suelo. Se hace uno preguntas y se entristece al ver cómo ha caído la «marca Sevilla FC».
A pesar de ello, el máximo responsable de la parcela deportiva, renovado por 5 años con un sueldo de futbolista, rie, se rie del sevillismo. Disfruta dando la noticia de que el club es incapaz de luchar con el Mallorca o Getafe por un futbolista, qué decir de los rivales directos. Sonríe mientras el aficionado sufre con una defensa infame o una delantera cogida con pinzas. Muestra la mirada burlona de aquel que se cree por encima de los demás…
…pero en este mundo todo cae.
Nadie es imprescindible y todo cae. Como la fruta madura.