Con poco más de 30.000 socios, en una provincia con el índice de paro más alto de Europa y en una comunidad subdesarrollada como Andalucía, el Sevilla se dispone a jugar su cuarta final de Liga Europa en el presente siglo. Las mismas que el Barcelona o el Bayern de Munich, aunque estos potentados clubes lo han hecho en la Liga de Campeones. Es tal la grandeza del Sevilla, que cosecha éxitos mientras su masa social apenas puede copar las entradas y pagar el viaje de la final de Varsovia.