Andrés Palop es incombustible. Siempre vuelve y a con 39 años su competitividad parece intacta. La victoria ante el Zaragoza supuso que el Sevilla lograra uno de los principales objetivos de Emery y de todo entrenador: dejar la portería a cero, cosa que no ocurría desde finales de enero (Sevilla 3-Granada 0) cuando le tocó jugar a Julián. Con el valenciano vuelven los buenos números.